“Corremos, corremos para llegar antes, corremos porque nos esperan, corremos porque nos hacen correr, porque todos corren, corremos para llegar los primeros, para no llegar tarde, porque nos gusta, corremos para impresionar, corremos porque estamos contentos, porque estamos enfadados, corremos para impresionar, porque nos distraemos. Corremos, corremos y corremos hasta que…. Dejámos de correr [y se escucha ruído de cristales propio de un accidente de carretera]. El exceso de velocidad es incompatible con la vida, no corras vive más”. Es un espot publicitario del Servicio Catalán de Transito del verano de 2018 https://www.youtube.com/watch?v=Pwsk_otDmdM
La velocidad causa en España el 30% de los accidentes mortales. La velocidad media de los automovilistas supera en más de 20 Km el límite de velocidad establecido en las diferentes vías. Vamos sistemáticamente más a prisa de lo que deberíamos. Más a prisa de lo que nos conviene para nuestra seguridad.
Ponemos en riesgo la salud de nuestros cuerpos, y me temo que también la salud de nuestras almas. Además, esta aceleración no sobreviene solo cuando estamos al volante. Sino que es un caso paradigmático de un factor general dominante en nuestra vida; vamos acelerados.
¿Por qué corremos? ¿Compensa ganar esos 10 minutos que cómo máximo arrebatamos al reloj en un trayecto estándar de hora y media? Porque lo que sí aumenta de forma exponencial es el consumo de combustible para el mismo trayecto. Y más aumenta todavía el riesgo de accidente, especialmente de accidente mortal. Escribo estas líneas en miércoles con el recuerdo todavía fresco de lo que vi este domingo en la cuneta.
Desde que escribí mi tesis doctoral, hace ya algunos años, tengo sequedad ocular crónica y cierta fotofobia derivada de ella. En verano con el calor de la noche, me canso especialmente en las retenciones de la operación retorno. Hace un tiempo descubrí que el agotamiento que manifiesto los lunes en el trabajo, está ocasionado por el esfuerzo ocular del domingo.
Hay un importante componente físico combinado con ingredientes de carácter más psíquico. Tenemos el calor del verano, mi coche no tiene un buen sistema de aire acondicionado. La sequedad del ambiente, aumentada por la climatización y el chorro de aire directo a mis ojos. La poca visibilidad y las luces nocturnas, el reflejo de los faros de los otros coches en mi retrovisor. Infinidad de luces, cambios constantes de ritmo; acelerar, parar y arrancar, distancias muy cortas.
Confieso que soy de los que en un embotellamiento me voy fijando en la fluidez de circulación de los distintos carriles. Sobre todo si tengo mujer e hijos reclamándome llegar antes a Barcelona. Y cambio de carril para intentar recuperar unos pocos minutos –quizá son solo segundos- de la pérdida de tiempo que supone encontrar un atasco.
¿No resulta todo esto un poco ridículo, agotador, cercano a lo cómico? Definitivamente nos lo montamos mal. Siempre he pensado que en el gran juicio de la historia los embotellamientos contemporaneas serán el hazmereir de los tiempos. Nos dirán, tenían la máxima abundancia, pero se empeñarón en utilizarla de forma insensata: desordenada, atolondrada, todo de golpe.
Ignorando que la Ley de Murphy acaba teniendo siempre la última palabra. Y el carril de al lado siempre va más rápido, hasta que cometes la insensatez de pasarte a él.
¿Qué momentos de tu vida no vas acelerado? Ayer tuvimos la cena anual de los amigos de la promoción del colegio. Quim llegó tarde, estresado, cargado en el rostro y en la espalda, se fue pronto. Es alguien importante, tiene un despacho con más de 20 empleados de los que tiene la responsabilidad de pagar a fin de mes. Quim: me preocupas. Has perdido tu alegría característica. Me preocupan tus relaciones familiares y profesionales. Y tu despacho también me preocupa: el único seguro de vida de una empresa es que se cuiden personalmente quienes las lideran. Si no te cuidas no podrás cuidar del negocio ni a su gente.
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No puede ser un comentario más actual. Es más actual y más relevante que la AI y que el Agile. Por lo menos he aprendido a darme permiso de ir deprisa siempre y a la vez me acepto cuando no me puedo quitar del pensamiento lo insano de esta prisa … que veo más en la paja del ojo ajeno que en el mío propio. No sigo más que tengo prisa para llegar…….. Esperamos tu nuevo libro Gabriel.
Mi querido Gabriel, Dios sabe la manera de hacernos llegar los mensajes que necesitamos en el momento justo, y tus palabras han sido para mí ese mensaje que tanto he necesitado últimamente. Te mando un abrazo muy grande, saludos
Sempre m’agrada llegir les teves reflexions. En aquest cas m’has fet somriure en aquest paragraf:
*Confieso que soy de los que en un embotellamiento me voy fijando en la fluidez de circulación de los distintos carriles. Sobre todo si tengo mujer e hijos reclamándome llegar antes a Barcelona. Y cambio de carril para intentar recuperar unos pocos minutos –quizá son solo segundos- de la pérdida de tiempo que supone encontrar un atasco.*
Els meus fills em deien: «pare…. no et moguis tant… sempre et poses a la fila dels tontos» 😅😅
Jo en canvi sempre penso que soc el mes llest…. fins el dia que una moto, avançant entre carrils, se’m tiri a sobre…. i l’haurem liada grossa.
Gracias Gabriel. Supongo que tendríamos que saber organizamos mejor y no cargar tanto nuestras agendas , pero en una gran ciudad como Barcelona , con trabajo, casa e hijos, es bastante difícil no ir corriendo a los sitios. Lo importante es buscar espacios para compensar este estrés tomando una copa con amigos y haciendo deporte. Y sobre todo, concienciarnos en no correr al volante, es absurdo y peligroso.
Un abrazo.
Gracias Pilar. Tenemos que protegernos del contorno de prisa. Yo ahora vivo en el un pueblo y me mareo cuando entro por la Diagonal. Hay que crear espacios de silencio en medio de la ciudad
Cuando hay embotellamiento miras el carril más rápido, en cambio yo me dedico a mirar las caras y expresiones de los individuos que circulan a mi alrededor. Algunas veces, les miro y sonrío, pienso en que deberían ponerse una buena música y disfrutar del momento.
Debemos recordar, que aún no han inventado nada, para recuperar el tiempo. Así pues, debemos exprimirlo al máximo, sea como sea.
Las películas, las conversaciones, las horas de trabajo cunden, como dicen mis hijas, cuando más lentamente se ejerzan.
Si vas de prisa, /el tiempo volará ante ti, como una/ mariposilla esquiva./ Si vas despacio,/ el tiempo irá detrás de ti,/ como un buey manso Juan Ramon Jiménez (Eternidades)
Precioso poema de J. R. Jimenez
Molt cert, Gabriel, no cal tenir pressa, tot arriba quan ha d’arribar. Els q som per naturalesa de “ritme lent” ens hem sentit desubicats, especialment a l’era dels yuppies, q ens va tocar viure. I mira, ara tothom vol ser zen.
Hauríem d´iniciar la revolució lenta, perquè els polítics, periodistas i tota mena de jefecillos van accelerat i tots els fem cas.
Cuanta razón
Jo li dic l ‘enfermetat del hamster (el petit animalet que corre i corre dintre de la nòria de la seva gàbia sense arriba en lloc però estressat i sense sentit) és el mateix que li passa a les persones ens creem una nòria personal de corre i corre sense sentit.
Gracias por hacer reflexionar con humor!!
Indiscutiblemente, la padezco… y sin un diagnóstico temprano, ya empiezo a padecer los sintomas de su cronicidad … temo cuando, irremediablemente, tenga que parar ¿Sabremos vivir de otra manera?
Una abraçada
Es bonito lo que dices. Me hace pensar en este poema de Joan Vinyoli.
EL LLOC
En arribar a l’indret
dels roures i del cedres, la vellúria
dels quals fa remuntar-nos als besavis,
se m’han tornat molt insignificants
totes les coses, tots els passos fets
fora d’aquí, l’insensat afanyar-se
per caminar. Vers on? Només importa
no moure’s,
trobar el lloc.
Gabriel, excelente reflexión que como siempre da que pensar.
Muy buen artículo de reflexión. Una pregunta interesante a hacernos es, que voy a hacer con esos 10 minutos y estrés que gano. Quizás cuando llegue al trabajo, o a la cena que me invitaron, me lleve unos 10 minutos o mas quitarme ese estrés. Y si lo lograra como que quito el estrés consumido en el trayecto. Analizado racionalmente no conviene. pero ya sabemos que somos mas emocionales que racionales… desde la emoción puede ser que te guste correr, que lo disfrutes, que tu personalidad sea muy activa, por lo cual si lo haces con precaución está bien.
Pero creo que la mayoría de las veces se hace por no llegar tarde, porque no planificamos bien, por no levantarnos 10 minutos antes. Y este circulo vicioso de ir tarde y correr solo se puede romper poniendo un poco de conciencia, «viéndonos desde arriba» observándonos que hacemos y si esto se sostiene en el tiempo es posible reducir mucho ese corre – corre.
Esta estrategia de dejar holguras de tiempo, intermedios, para recuperar la plena presencia es uno de los recursos fundamentales para alcanzar el Liderazgo Pacifico que propongo. Para alcanzar la buena puntualidad no se trata de obsesionarse con ella, más bien lo contrario.
En la misma cena que comentaba llegó tarde otro de los asistentes, curiosamente el organizador. Todos se le echaron encima: mira que llegar tan tarde siendo el promotor… ¿de dónde vienes, que lo justifique? Con una sonrisa de oreja a oreja él respondió… «vengo de nadar». Se ha propuesto hacer un triatlón -estamos más cerca de los 60 que de los 50- y se pasó el resto de la cena comentando los vericuetos de su proyecto. Llegó tarde pero fue, una vez más, el rey de la fiesta
Así es maestro, nuevamente usted ha dado en la diana y nos pone a reflexionar, la vida se convierte para muchos en un acelerar y frenar, tanto corremos que no disfrutamos el intermedio entre el ir y venir. Me hace pensar en cuanta gente corre para llegar a prisa al trabajo, o algún evento pero luego salen antes de la oficina para ser los primeros en marcar el reloj y luego los primeros en subir al bus, o salimos antes de que acabe la función en el teatro o el estadio para evitar el taponamiento al salir todos juntos, y luego que haces con el tiempo que te ahorras??? En mi país somos tan pintoresco que hasta programas de radio especializados tenemos para las horas del embotellamiento para que te sea más entretenido. Pero la verdad corremos y gracias a ese correr desmedido e irracional nuestro pequeño país RD hoy ocupa uno de los primeros lugares en muertes por accidentes de tránsito. Pero haciendo justicia actualmente trabajamos para que esto cambie.
Yo creo que también está la teoría de aprovechar el tiempo y quererlo hacer todo en un dia que te salen planes a doquier o cuando te desplazas p.e a la «Capital» por algún tema …y aglutinas planes en la cabeza por el «ya que voy aprovecho y hago lo que tenía que hacer, y eso y lo otro … …(me explico) . El otro día (el Lunes pasado) vino a verme un buen amigo a casa y se quedó a dormir …al día siguiente tenía un acto protocolario en la gran ciudad por los 25 años que llevo en la empresa donde trabajo … Y ya que voy, aprovecho …voy al acto, hago unas gestiones, veo a un sacerdote amigo, y luego a una de mis hermanas que vive allí, total me cojo el tren de vuelta sobre las 22h y llego a casa a una hora prudente. Consecuendia del «aglutamiento de cosas planeadas para aquella tarde» …molido y más de cansancio ( hemos de reconocer nuestras limitaciones) con ganas enormes de planchar mi oreja (suele ser la derecha) con el confort de mi almohada …consecuencia 2. El tren paró en mi estación destino, pero yo dormía … un pequeño shock entre enfado y buscar plan B, busca hotel donde hopedarse, busca tren matutino para llegar puntual al trabajo al día siguiente … sí por el «slow style of life» …pero antes de apretar el acelerador del coche conocer que es la mente la que corre y el cuerpo no va a la misma velocidad …
Lo mejor de la historia, aquella tarde noche que pasé con mi amigo que hacía tiempo que no nos veíamos .
La mejor contribución a tu salud y a los de los que te rodean es bajar el ritmo. Decidir qué no vas a hacer. Como dice Panniker: la felicidad es inversamente proporcional a la aceleración. Gracias por tu contribución que me resulta muy familiar
Muy buen artículo
Muy interesante y coincidente con querer llegar sin disfrutar el camino, y ni hablar de cuando el camino es el fin mismo. Muchas gracias por compartir.