Según el famoso estudio de Bruch y Goshal (2005) solo el 10% de los directivos son eficaces. Del resto, el 40% tienen energía pero trabajan desenfocados, otro 10% están enfocados pero les falta energía, y finalmente hay un 30% con poca energía, poco foco y tendentes a procastinar. ¿En qué bloque te sitúas?
Los directivos asumen su responsabilidad con ilusión. Pero con la rutina, el estrés y los conflictos esa ilusión se evapora. La mayoría de empleados se quejan de sus jefes y sienten que no les escuchan, ni comprenden, ni reconocen sus errores. Los directivos desean llevarse bien con sus colaboradores. Pero la realidad indica que menos del 50% lo consiguen (Gallup, 2017).
Todos somos de alguna forma incompetentes, pero lo somos de distinta forma. ¿Hay que exigir más o exigir menos? ¿Dar más recursos o no tantos? ¿Esperar, dejar madurar…? Se puede fallar por fatiga, falta de recursos, por poca preparación o por exceso de ella.
El Managing Incompetence es una nueva mirada a la función directiva para ayudar a cubrir este gap entre los buenos deseos y la gestión efectiva de las personas. Para (Re)Descubrir y (re)conocerse como directores (de personas). Para sacar brillo a nuestra vocación al liderazgo, sepultada tras las pantallas y la presión por los resultados.
Es un nuevo enfoque en la gestión directiva, que huye de los planteamientos abstractos, utópicos y triunfalistas. Los modelos dominantes no nos ayudan ante empleados despistados, hiperactivos, asfixiados o deprimidos, que no aparecen en los discursos, pero sí en nuestras oficinas.
Es preciso recuperar la ilusión, la plena consciencia de la propia responsabilidad; nuestra misión como directivos. Dejar de pensar en cambiar de personas y ponerse a trabajar en cómo cambiar a las personas que tenemos. Recuperar todo el potencial de las personas que nos rodean, que dábamos quizá por imposibles. Somos más incompetentes de lo que pensamos, pero también tenemos más potencial del que creemos.
La mayoría de empleados hablan mal de sus jefes habitualmente. Mi hija mayor ha empezado a trabajar este año, y no es una excepción. Sería interesante plantearse qué piensan los empleados sobre nosotros. Y también lo es, pensar en los colaboradores que tenemos como un equipo de lujo. No podemos tener los empleados que queremos, pero podemos querer a los empleados que tenemos.
Os propongo una nueva ocasión para hablar de todo esto, el próximo 5 de Abril en Barcelona. Si decís que venís de este blog, tendréis condiciones especiales